La madre de la nueva madre

Madre e hija pasean unidas y en confidencias.

La madre de la nueva madre

La madre de la nueva madre

Del mismo modo que miras a tu hijo, otra persona te mira a ti. Conoces el significado del verdadero amor y percibes lo que sienten por ti el día en que te conviertes en madre. El nacimiento de tu hijo añade felicidad a muchas personas, sin embargo llegarás a desaparecer del interés de muchos de ellos por un tiempo. La gente obviará abrazarte, besarte, darte el valor que mereces y alabarte por tu valentía y lucha. Toda la atención la copará tu bebé recién llegado.

Pero alguien no dejará de preguntar ni velar por ti. Tu madre, para quien nunca has dejado de ser su niña, te ve ahora mujer y la nueva madre. Y te ve además temerosa, desbordada y carente de protección. Tu madre te conoce mejor que nadie y conoce cuando necesitas su cariño y comprensión. En ocasiones todo ese afecto es tan profundo y desmedido que incluso puede llegar a resultar abrumador o fuera de lugar. Pero tu madre no se separa de tu lado durante todo el difícil proceso y la nueva etapa.

Una nueva vida

La nueva madre puede necesitar apoyo pero que no parezca, o no lo perciba, como por falta de competencia o confianza en sus capacidades. La madre necesitará de mujeres amigas, de manos y oídos disponibles sin horarios ni condiciones. Tu madre es ahora abuela pero no deja de ser madre. Teme por ti y llora contigo. Cada día piensa en ti y en tu estado. Habrá gente que te juzgue más que antes, que cuestione tus decisiones, que no quiera volver a verte porque siempre vas con tu bebé o porque lo educas de cierto modo. Cada día descubrirás que personas que antes te apoyaban o aconsejaban ahora no quieren quedar contigo sino se puede hablar con tranquilidad.

Todo cambia a partir del nacimiento de tu hijo. Lo único que permanece, incluso se incrementa, es el inmenso afecto y devoción de tu madre hacia ti. Por cualquier motivo tu madre descolgará el teléfono y estará para ti. Ahora ves la conexión que tu madre siente y lo consideras porque alguien te mira como ella lo hace. Tú miras a tu hijo como si no existiese nada más. Tu madre, íntegra y entregada, no respirará hasta que no salgas del quirófano con su nieto en brazos. El primer beso será para ti, la primera caricia o mirada. Tu madre se emociona con tu hijo, pero descansa cuando te ve y escucha, cuando te mira y logra intuir que te encuentras bien. Tu madre velará por ti cuando estés agotada y nadie logre comprenderte. Ese es el mensaje que recae en ti: Nunca se deja de ser madre.

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