Mis cuentos: para niños y con mensaje

Mis cuentos: para niños y con mensaje

Hace pocas semanas publiqué mi último cuento: «La elfa Xenia y el tutú color arcoíris». Es el tercero de un grupo que he querido lanzar al mercado (todos en papel en amazon). Le preceden: «La magia de Vivi Mariquita» y «Una estrella en la eternidad». Todos los libros guardan un mensaje final a través de los protagonistas: una mariquita, un joven actor y una elfa respectivamente.

Las historias de mis tres cuentos son historias de superación, lucha personal, sacrificio, miedo, inseguridad, valentía, generosidad…, en una palabra: BATALLA. Los combatientes saben que deben lidiar con diversos obstáculos en sus vidas. Pero, no se aferran a la utopía, a las falsas expectativas o a las enseñanzas descoordinadas. Cada personaje es rígido en sus convicciones, y busca la solución a algo que les causa dolor e inquietud.

Quiero hablarles a los niños de la realidad, con palabras que comprendan, pero sin ocultar, sin edulcorar, sin satisfacer fantasías comunes. Resultan bonitos los finales felices, las historias llenas de buenos momentos, pero no siempre es así. No debe serlo en un cuento, porque tampoco lo es continuamente en nuestras vidas. Y esto es aprendizaje para ellos.

En ocasiones, creemos que nuestros hijos deben vivir en burbujas, medias verdades, mentiras u ocultaciones. Consideramos que hacemos bien a nuestros pequeños privándoles del saber, negándoles respuestas quizás más crudas, pero inequívocas. ¿Por qué no apostamos por la naturalidad, la confianza, la calma, la conversación sana y sin tabúes?

No hacemos mal a nuestros niños por hablarles con honestidad sobre algún tema o cuestiones, como ocurren en mis cuentos: la anorexia, el suicidio o el sentimiento de fracaso, la depresión, el miedo, las inseguridades, la falta de autoestima. Podría resumirse en el no valorarse.

Cuando verdaderamente perjudicamos a nuestros hijos es cuando miramos hacia otro lado o no validamos sus emociones. Lo que sienta o necesite mi niño es lo más importante. Por lo tanto, escuchémosle atentos y proporcionémosle respuestas. Si no la sé puedo decirle que intentaré ayudarle en lo que necesite y puede hablar y contar conmigo, aunque no tenga la solución. Pero así es la vida. Muchos de nuestros días, de sus días, van a ser  fracaso, caídas, sufrimiento, temores… Y no por ello son menos capaces de lograr lo que se propongan, pueden -aunque no estén confiados-, seguir intentándolo con nuestra mano amiga, esa que estará ahí cuando la busquen.

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