Maternidad e infancia

“No es el primer año que pasamos distanciadas. Creí que por ese motivo me resultaría más fácil sobrellevar este. No obstante, estaba equivocada. Pienso en todos los que quiero vivir a tu lado. Sé que tan solo es un día. Por supuesto, para mí eres...

Muy poca gente conoce el término "niños índigo". Lo que sí se utiliza más frecuentemente, sobre todo para profesionales de la moda o la pintura, es el término índigo para referirse al color. Fue una parapsicóloga quien acuñó con este concepto a niños que destacaban por su aura, un aura diferente a lo considerado habitual.

Niños fuera de lo común

Los niños índigo son personas que destacan entre otros por su forma de ser: Son niños competentes y muy maduros. Además se muestran ambiciosos, inconformistas,  se aburren con las normas preestablecidas y con la rutina. No existe una base científica que avale este diagnóstico, no obstante aquellos que creen en su existencia, afirman que uno sabe cuando está tratando con uno de estos únicos niños.

Llega un día, en la vida de una madre, que al mirar a su hijo comprende el significado de todo lo que la rodea. Resulta más fácil hallar el sentido de lo absurdo, de lo más complejo y de lo que nunca importó o era banal. Un día, cuando tu hijo te habla sin tapujos, te mira, se ríe a carcajadas y entiende tus bromas, piensas que todo cuanto te da, es necesario para tu real existencia.
Se da por sentado que los días son duros de pasar para quienes tienen hijos, que el agotamiento físico y mental hace que uno piense en rendirse, se crea mala madre, no comprenda porqué tanto trabajo y tan poca consideración. Incluso, vienen a la mente momentos del pasado donde la vida se percibía más cómoda y menos angustiosa.

Deseo recalcar que no soy yo la mujer que voy a mencionar en este texto, no obstante, muchas podemos sentirnos identificadas en muchos aspectos. Fue uno de los días más especiales de mi vida. Me sentía confusa y desbordada y era desconocedora de todo el cambio que se avecinaba. Hasta ese día yo era por la que todo el mundo preguntaba, preguntaban por mí: por mi estado de ánimo, mis planes, mis expectativas, mis anteriores aventuras... Yo era la niña mimada de mi casa y eso podía agobiarme, pero me hacía sentir importante. El día en que nació mi bebé algo pasó, no sé bien qué... Con el tiempo considero que las horas que estuve entre el sueño y la realidad, dolorida, sedada, pendiente del desarrollo de mi parto, mi pareja..., debí perder la noción del tiempo de lo que sucedía a mi alrededor.

La madre de la nueva madre

Del mismo modo que miras a tu hijo, otra persona te mira a ti. Conoces el significado del verdadero amor y percibes lo que sienten por ti el día en que te conviertes en madre. El nacimiento de tu hijo añade felicidad a muchas personas, sin embargo llegarás a desaparecer del interés de muchos de ellos por un tiempo. La gente obviará abrazarte, besarte, darte el valor que mereces y alabarte por tu valentía y lucha. Toda la atención la copará tu bebé recién llegado. Pero alguien no dejará de preguntar ni velar por ti. Tu madre, para quien nunca has dejado de ser su niña, te ve ahora mujer y la nueva madre. Y te ve además temerosa, desbordada y carente de protección. Tu madre te conoce mejor que nadie y conoce cuando necesitas su cariño y comprensión. En ocasiones todo ese afecto es tan profundo y desmedido que incluso puede llegar a resultar abrumador o fuera de lugar. Pero tu madre no se separa de tu lado durante todo el difícil proceso y la nueva etapa.

Mamis que os dedicáis a trabajar desde casa. Algunas hemos buscado la manera de conciliar vida laboral y familiar. Por supuesto no está al alcance de todas ni nos dan facilidades. Si no tuviese hijos no me importaría trabajar fuera de casa. Antes no conocía otra cosa. Tras convertirme en madre no concibo alejarme físicamente de mi hija. No por ahora.

El cansancio de una madre

Me invade un sentimiento de asombro y satisfacción de saber de lo que es capaz una madre. Lo sé más de cerca, ya no solo por mi propia madre, si no porque yo soy una de ellas. No pretendo que me alaben ni que nos regalen flores días señalados en el calendario. Lo bonito de todo esto es ver sonrisas y caras de felicidad de la persona a la que estás protegiendo infinitamente. Y no digo que como madres no erremos. Nos equivocamos a menudo, diariamente y lo sabemos. No hacer las cosas como quisiéramos es lo que más nos enfada. Como madres a tiempo completo, sobre todo aquellas que estamos en casa y trabajamos en casa, nos saturamos y parece que vamos a explotar. Hay días así en los que te ahogas y no sabes por donde salir, ahí es donde debes sacar ese temple de madre antes desconocido. Muchas no sabíamos que podíamos tener tanta paciencia.

Dicen que la perfección no existe. Probablemente no exista en casi nada. No somos mujeres perfectas, no hay hombres perfectos, ni hijos perfectos. No hay lugares perfectos, ni los aromas lo son tampoco... Todo depende de los ojos que lo miren, huelan, perciban, toquen, sientan...Pero sí creo que el amor de una madre es perfecto. Quizás no dure, quizás no sea como debiera, es probable que en ocasiones existan circunstancias crudas de por medio que interfieran.

Madres que se asumen su cambio de su vida de un día a otro, y que no volverán a mirar atrás con arrepentimiento. Mujeres que aman ya, sin conocer meses antes, y que dan todo segundos después de hacerlo. Mujeres soñadoras, libres, que consiguen hacer real una ilusión...

error: Copyright