Posted at 21:33h
in
Juventud
by Ana M. Longo
El niño, al nacer, trae consigo unos condicionantes genéticos heredados. Añadido a esto posee una personalidad específica. En muchas ocasiones, será una gran influencia el entorno que le resguarda, o del que se ha visto rodeado.
Como sea en un futuro, depende de la educación en la infancia y adolescencia. Eso delimitará su madurez e identidad personal.
Muchas veces se piensa que un niño está abocado al fracaso o a ser un niño con pocas aspiraciones, cuando resulta de un ambiente desfavorecido, pobre (educativamente hablando), y que se define por unos padres con poca formación. Esto no siempre es así. Habrá niños que copien ejemplos poco óptimos, y que no logren por sí mismos salir de ese círculo, no se les dé oportunidades, o simplemente sean rechazados por la sociedad. Otros niños, por el contrario,
han visto otros modelos de conducta nefastos y controvertidos, sin embargo la escuela les ha dado normas y valores, y ellos apuestan por ese camino.