La mirada entre dos mismas almas

Madre e hija fundidas en un intenso abrazo piel con piel.

La mirada entre dos mismas almas

Nos hemos sentido incluso antes de conocernos. Antes de tenerte dentro de mí sabía que llegarías a mi vida para enseñarme cosas que desconocía. Durante meses hemos conectado de diversas formas, excepto cara a cara. Yo te hablaba y tú me respondías con un movimiento. Respondías a mis caricias con momentos de calma y paz. Tumbada miraba y te describía el cielo que algún día observaríamos juntas. Te conocía sin conocerte. Tú me olías, me escuchabas, sentías lo mismo que yo. Sabías cuando estaba triste, cuando feliz…, notabas que algo no iba bien y te preocupabas: «Mamá, ¿estás bien?«, y yo ponía música melancólica.

Eso pasó nuevamente el día que por vez primera te tuve entre mis brazos y te miré. Me percibiste pero no pudiste verme. Yo pude olerte y besarte. Estábamos sintiéndonos de nuevo. Cuando te amamanto sigues conociendo mis más profundos secretos, mis miedos e inquietudes. Sabes que te amo como a nada. Me miras y nos fundimos en un solo sentimiento. Sonreímos. Te conozco y lo entiendes. Cuando nos abrazamos tan fuerte, piel con piel, cuando no solo nos desnudamos física sino internamente, no ocultamos nada, ni decimos nada, solo nos miramos.

Somos una, tú y yo, mi pequeña. Eres parte de mí y yo soy tuya. Me conocías y yo a ti, pero con los días, meses y años nos hemos amoldado la una a la otra. Sabes a quien recurrir cuando tienes miedo, dolor, pena, cuando necesitas cariño, sin explicaciones ni discusiones. Cuando simplemente quieres dormir, calmarte o respirar en paz me buscas, buscas a «mamá«, como tú dices «mi mamá«. Soy tuya mi ángel, hoy y por siempre.

Cuando seas una mujer valiente, fuerte, inteligente y hermosa, como así serás, seguiré luchando por tu felicidad. Esa es mi misión y mi punto fuerte. Cuando conversemos y hablemos de libertad, poder, derechos, respeto, seguridad, tolerancia…, hablaremos del mundo merecido para la mujer. Deseo el mundo pleno e íntegro en el que puedas avanzar con la cabeza alta y la mirada fija en tus objetivos.

Quiero que puedas caminar sin miedo y a cualquier hora del día. Quiero que no temas que te miren de un modo reprobable. Quiero que te juzguen por tu trabajo y no por tu belleza. Quiero que te respeten y no tengas que dar explicaciones innecesarias por tus gestos, actitudes, vestimenta o ideología. Quiero que te sientas como quieras y en cualquier momento. Deseo profundamente que halles la felicidad, que logres verte en un espejo y amarte, que nadie te haga sentir inferior por ser mujer. No quiero que pienses que vales menos que otros porque nunca será así.

Sé siempre quien quieras ser. Siempre lucha y sigue, aunque creas que no sirve de nada, sigue porque tus pasos siempre conseguirán que exista un sendero. Las personas que necesitan humillar, dañar y ofender a otros carecen de sentido en sus vidas y su existencia se completa de vacío e inseguridad.

Sin Comentarios

.

error: Copyright