La cicatriz más bonita

La cicatriz más bonita

Escucho que no eres tan madre tú como ella.

Afirman que ser madre implica parir y tú no lo has hecho.

El intenso dolor de un parto natural, qué verdad que demuestras fortaleza cuando pasas por ello.

Explican que se ha desgarrado, que no podía ni sentarse y dolía demasiado…

A ti te vi padecer, horas, días como ella. Creías morir y que ese dolor no desaparecería nunca.

Nadie podía consolarte. Te habían prometido un parto estupendo, pero todo se complicó.
Esperabas estar con tu marido y vivir juntos la experiencia.

No dilatabas y seguías sufriendo: una tarde, una noche, y otro día más…

Tras esa noche eterna pensaste que todo acabaría y la mañana fue peor. El bebé tenía problemas. Te hicieron pruebas y al bebé. Todo apuntaba a que ambos sufríais y todo podía empeorar.

Al fin, alguien llegó.

Lo que iba a ser natural y bonito, se acabó. Vámonos.

Te llevaron a ti sola. Lloraste. Tu marido también. Tu madre…

Nadie entendía qué sucedía.

Tú sonreías. Querías aparentar calma. Estabas aterrada por dentro.

Te llevaron a una sala fría, llena de gente. Te ataron los brazos.

Te hablaban para tranquilizarte y te acariciaban la cara.

Solo querías que acabase. Te sentías incómoda. Sentías molestias muy desagradables.

Y después…, escuchaste un llanto y viste su cara.

¿Decís que una madre que pare por cesárea es menos madre?

El recuerdo de una sala tras una cesárea son sábanas teñidas de sangre en el suelo, una madre abierta y cosida, un momento de desconcierto ante el estado de tu hijo y el temor vivido sola tras horas de sufrimiento en balde por un parto natural que no se pudo lograr.

Una madre lo es de todos modos cuando toda ella se entrega por y para su hijo. No importa el modo de tenerlo, si no el afecto desmedido que se ofrece.

Una madre solo quiere tener a su hijo sano aunque ello suponga perder la vida.

Sin Comentarios

.

error: Copyright